Bioinformática

Dos dichos muy populares en Chile:
más vale tarde que nunca y lento, pero seguro.

Hace más de 10 años, de vuelta de mi doctorado, busque algún biólogo interesado por la bioinformática, un tema que había explorado un poco en Canadá. Mi búsqueda fué casi infructuosa, y al final decidí olvidar las secuencias de ADN y seguir en las familiares secuencias de texto. Está decisión no fue mala considerando que unos años más tarde comenzaría el auge de la Web. Ahora la historia se repite y otra vez más Chile llega tarde, como entre tantas otras cosas, cuando la evidencia es tan evidente (valga la redundancia) que no podemos ignorarla.

El Pasado Reciente

La bioinformática se define como la aplicación de la computación a secuencias biológicas, tales como ADN o proteínas. No hay que confundirla con otras aplicaciones de la computación en el ámbito de la salud, como la informática médica y la telemedicina. La opinión pública ha escuchado del proyecto del Genoma Humano, que tenía como objetivo secuenciar el ADN humano, cuyo cuasi término fue anunciado conjuntamente a finales del año pasado por organismos públicos de Estados y Europa y la empresa Celera. Ultimamente, ésta empresa ha sido cuestionada de que sus métodos, aunque rápidos, no tienen la calidad de los de sus competidores, y que en realidad sus secuencias tendrían niveles de error que las harían inservibles. Este incidente es sólo otro episodio en la disputa de si la secuencia genética humana debe ser completamente pública o si es posible patentarla y usufructuar de sus usos. La interacción de la biología y la computación también ha dado frutos en el sentido contrario. Por ejemplo, los algoritmos genéticos y otras técnicas de lo que se llama ahora la computación evolutiva tienen su punto de partida en la biología. Más interesante aún es la demostración de Adleman de que se pueden calcular problemas complejos usando los procesos naturales del ADN (DNA Computing).

El Futuro Próximo

Durante Julio debiera salir un llamado de CONICYT para el primer proyecto de bioinformática a gran escala en Chile, relacionado con las bacterias que intervienen en la lixiviación del cobre, con financiamiento del BID y Codelco. La primera etapa es de secuenciación (genómica), mientras la segunda, en al menos un año más, es la realmente interesante, pues implica el tratar de entender la funcionalidad de las secuencias (proteómica). ¿Está Chile preparado? Bastante poco y en particular la secuenciación masiva no tiene sentido hacerla en Chile por tiempo y costo. En contraste, Brasil, pionero en la región con la secuenciación de la Xilella Fastidiosa -una enfermedad de los cítricos-, generó una masa crítica de recursos humanos para este tipo de proyectos con el financiamiento de FAPESP (institución de apoyo a la investigación del estado de Sao Paulo). Además, Brasil se convirtió en el quinto país del mundo en conseguir un logro de este tipo y ahora ha comenzado otros proyectos de secuenciación aún más ambiciosos.

Dos o tres instituciones chilenas comenzaron a preocuparse de este tema durante el año pasado. En particular, en la Univ. de Chile formamos un grupo interdisciplinario de bioinformática con la participación de grupos de ciencias biomédicas, biología, biotecnología y computación. El primer paso fue postular a ser el nodo chileno de la red europea de biología molecular (EMBNET), lo que se consiguió en Suiza en septiembre pasado (donde ya participan de Latinoamérica, Argentina y Cuba, y ahora México, pero paradójicamente, no Brasil). En Ingeniería, a comienzos de diciembre, organizamos el primer encuentro de bioinformática que concitó la participación de más de 60 científicos y estudiantes desde Antofagasta a Valdivia. Este esfuerzo junto con las bases de datos públicas más usadas y otros recursos están disponibles para la comunidad nacional en el sitio www.embnet.cl, localizado en el Dpto. de Ciencias de la Computación. Este año comenzamos el primer curso de bioinformática a nivel de postgrado entre las tres facultades ya mencionadas, con cerca de 30 alumnos. Este esfuerzo cooperativo permitirá generar la simbiosis necesaria entre la biología y la computación, y quién sabe si en el futuro, un nuevo tipo de profesional. Todo depende de la velocidad de los acontecimientos.


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