El Estado y los Estándares


 

Tal vez lo más importante que se puede decir de los estándares, es que es difícil conseguir que se usen si no son estándares de facto, muchas veces antes de que sean estándares de jure. Durante el 2003 el gobierno ha comenzado un trabajo interesante en el tema de estándares documentales, de seguridad, de sitios Web, etc, principalmente liderado por el Ministerio de Economía. En particular el Centro de Investigación de la Web ha apoyado el desarrollo  de la norma de documentos digitales basada en XML. Sin embargo, muchas instituciones del Estado, más por omisión que por convicción  o estrategia, no usan estándares y peor aún, potencian monopolios en forma explícita o implícita. En las siguientes líneas me gustaría reflexionar sobre las dos formas más importantes en como esto ocurre y sus consecuencias, sin desmerecer el excelente trabajo hecho por otras instancias de gobierno.

Formatos Propietarios

El gobierno debiera ser el primero en usar formatos estándares. Si eso no es posible, al menos no debiera usar formatos propietarios para su interacción con el resto de la sociedad. Existen muchas instituciones (no quiero dar ejemplos concretos pues para ser justo debería nombrarlas a todas y son muchas) que solicitan llenar formularios para postular a concursos o similares acciones. Muchos de estos formularios están en creados en Word o Excel y deben ser enviados en Word o Excel, formatos propietarios de Microsoft. Esto implica tener una licencia de Office, lo que obliga al usuario a comprar este software. Esto debiera ser ilegal, el Estado no puede ni debe hacer este tipo de exigencias. Una forma de mitigar esto sería agregar enlaces para descargar OpenOffice u otros software gratuitos para manipular esos documentos. Mejor aún sería usar sólo PDF o formularios en HTML creados usando XForms. 

Interoperatividad de Sistemas

Es indudable que muchos sistemas de información del gobierno, generados a través de licitaciones públicas, se resolverán por razones tecnológicas, económicas y políticas a sistemas propietarios. Sin embargo, esto no puede ser causal para que alguno de los proveedores de la solución salga favorecido, sobre todo en la interconexión de ese sistema con otros servicios o al extender su funcionalidad. Por ejemplo, si un sistema A usa un formato propietario F, no debería forzar a que un sistema B que se quiere interconectar con A, a usar también F. La solución correcta es usar interfaces, protocolos o servicios Web que funcionen con cualquier formato estándar y que conviertan el mismo a F internamente. Esto siempre se puede hacer en sistemas en línea y es muy posible que los sistemas que no usen F estén dispuestos a proveer gratuitamente el software que se necesita para hacer las cosas bien.

Epílogo

Usar estándares debiera ser una obligación del estado, pues es la única forma de respetar los derechos de libre elección de las personas u instituciones a interactuar con el Estado sin tener que comprar software adicional o adaptar su software a requerimientos adicionales. Bastaría con una normativa genérica para comenzar a enmendar este tipo de problemas. Espero que eso algún día sea realidad.



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